Si el embrión es genéticamente masculino, las células germinales primigenias llevan un complejo cromosómico sexual XY. Bajo la influencia del gen SRY del cromosoma Y, que codifica el factor que determina la formación de los testículos, los cordones sexuales primitivos siguen proliferando y se introducen en la médula para formar el testículo o cordones medulares.
En dirección al hilio de la glándula, los cordones se dividen en una red de líneas celulares diminutas que más tarde originan los túbulos de la red testicular.
Posteriormente, una capa densa de tejido conjuntivo fibroso (túnica albúginea) separa los cordones del epitelio superficial.
En el cuarto mes, los cordones adquieren forma de herradura y sus extremidades son continuas con las de la red testicular. Los cordones se componen ahora de CGP (células germinales primarias) y de células de Sertoli, derivadas del epitelio superficial de la glándula.
Las células intersticiales de Leyding, procedentes del mesénquima original de la cresta gonadal, se encuentran entre los cordones testiculares. Empiezan a desarrollarse poco después de iniciada la diferenciación de estos cordones. Hacia la octava semana de gestación, estas células comienzan a producir testosterona y así el testículo tiene capacidad para influir en la diferenciación sexual de los conductos genitales y los genitales externos.
Observación de un corte de testículo al microscopio donde se pueden observar las partes ya mencionadas. |
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